Un día como hoy en 1991 se publica “Nevermind”, el segundo disco de estudio de Nirvana que cambió, sin querer, la historia de la música en los 90s. Considerado el álbum más icónico de dicha década, catapultó a la fama a los liderados por Kurt Cobain a niveles insospechados.
Cuando grabaron el disco, tanto la banda como su nueva casa discográfica, DGC Records, jamás imaginaron el inmenso éxito que iba a tener, tanto a nivel comercial como de crítica. De alguna forma el gran culpable fue “Smells Like Teen Spirit”, primer single del disco que supuso un cambio de paradigma para la música que dominaba la radio y televisión de esos años, esa que tenía como abanderadas a las famosas Hair Metal Bands.
Las canciones de Nevermind tenían una estructura bastante simple, con una onda pop pero llenas de riffs distorsionados, un bajo perfectamente engrasado y una batería que parecía tocada por una bestia enjaulada. De la mano de la técnica “Fast-slow-fast”, Nirvana bebió mucho de Pixies, banda adorada por Cobain, para darnos una versión mucho más digerible pero igual de potente. Las letras del disco, llenas de rabia y frustración, dieron como resultado el cocktail perfecto. Y así tuvimos a la voz de una generación, muy a pesar de los deseos de Kurt. La fama fue una carga que nunca supo manejar.
Tal fue la repercusión de Nevermind, que en enero de 1992 destronó del número uno del ranking Billboard a “Dangerous” de Michael Jackson, el Rey del Pop. Una hazaña para una banda que un año atrás era un NN para las masas.
Se calcula que ha vendido 30 millones de copias en todo el mundo. Fue clasificado en el #17 en la lista de Los 500 mejores álbumes de la historia y el #1 de Los 100 mejores álbumes de los 90s según la revista Rolling Stone y parte de la banda sonora del año 1991.
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